Rápidamente lo llevas a urgencias y haces lo imposible porque lo atiendan enseguida, pero el niño se ha puesto gravemente enfermo y empeora en cuestión de minutos.
Estás desesperado, estás bloqueado y no puedes hacer más que llorar e implorar al cielo misericordia.
Afortunadamente el médico se reúne contigo para darte las nuevas y te pone al corriente de que hay un antídoto, el de la “naranja mágica”, y tu hijo la necesita porque únicamente la piel de esa naranja en exclusiva puede salvarlo en cuestión de horas.
No pasan ni dos minutos y el médico vuelve para ponerte al corriente de que otro niño sufre síntomas similares a los de tu hijo y lo único que puede salvarlo es “la naranja mágica” porque únicamente el jugo de esa naranja en exclusiva puede salvarlo en cuestión de horas, igual que a tu hijo. Es entonces cuando se confirman tus peores sospechas: sólo hay una “naranja mágica”.
Los dos niños están muy graves y hay que tomar una decisión, así que el médico os lleva a las dos familias a una sala apartada, todos estáis muy nerviosos y en un margen de 15 minutos exactos el antídoto necesita ser administrado porque los niños ya están inconscientes y con todo el cuerpo paralizado.
Tienes que decidir, no puedes dejar morir a tu hijo sin más, tienes que luchar por él.
¿Qué argumentarías, qué dirías a la otra familia, qué harías para que tu hijo pueda recibir el antídoto y no muera?